¿Confías en tu instinto cuando se trata de cosas importantes? El instinto y las corazonadas pueden tener una influencia reconfortante en las decisiones del día a día, pero cuando se trata de decisiones estratégicas importantes y asuntos de gran complejidad, la intuición no suele tener un asiento en los cargos más importantes de las empresas.
Los líderes son más propensos a confiar en los hechos y los datos, la lógica y el análisis racional para respaldar sus decisiones más importantes. Sin embargo, los recientes estudios y descubrimientos en el campo de la neurociencia han dado nueva importancia y credibilidad al papel de la intuición en el liderazgo, especialmente en la toma de decisiones.
¿Recuerdas alguna ocasión en la que hayas tenido el presentimiento de que algo no iba bien en un asunto importante de la empresa, pero no hiciste caso a tu intuición y te arrepentiste después? ¿Dudas a menudo de tu intuición en pro de pruebas sólidas que respalden tus decisiones empresariales? Si es así, puede que estés infrautilizando una de las herramientas de liderazgo más poderosas: tu inteligencia intuitiva.
Utilizamos nuestro instinto e intuición en muchas facetas de nuestra vida. Una cosa es hacerlo en la vida personal, pero otra muy distinta es utilizar la intuición en el trabajo.
Mucha gente puede pensar que la intuición tiene poco o ningún lugar en los negocios, y que las decisiones deben basarse en pruebas empíricas y no en confiar en el instinto. Pero cada vez hay más pruebas de que la intuición es algo más que una simple sensación.
Muchos científicos ahora creen que la llamada “intuición” es, de hecho, el resultado de que nuestro cerebro reúne información y experiencias para llegar a soluciones y conclusiones diferentes y menos obvias. Publicaciones como “Intelligent Memory: Improve the Memory That Makes You Smarter”, del neurocientífico Barry Gordon, muestran que la toma de decisiones y la intuición están inextricablemente relacionadas.
Los expertos en liderazgo y los que trabajan en el desarrollo organizativo dan mucho valor al coeficiente intelectual y a la inteligencia emocional, pero, de hecho, la “inteligencia intuitiva” es quizás la mejor arma para tomar decisiones en los negocios. Algunas personas piensan que, si no son creativas, no tienen mucha propensión al pensamiento intuitivo. Asumen que la intuición, al igual que el pensamiento creativo, es una función del hemisferio derecho del cerebro. Sin embargo, mientras que muchas habilidades y capacidades están relegadas a la parte “izquierda” o “derecha” del cerebro, la intuición es una función activa en todo el cerebro.
Algunos de los mejores líderes, gestores y estrategas con los que trabajo utilizan primero su intuición, antes de intentar respaldar sus decisiones con hechos, utilizando el enfoque intuitivo como punto de partida y las valoraciones vendrán después. Es una habilidad que se aprende y cuanto más se utiliza, más fiable se vuelve. En algún lugar, entre las preocupaciones, las dudas, las preguntas, los consejos y el ruido exterior, vive tu intuición, tu “voz interior”. Puedes escucharla en la medida en que hayas perfeccionado tu inteligencia intuitiva lo suficiente como para prestarle toda tu atención, y te conozcas lo suficiente como para distinguir la intuición válida de los deseos, el ego o el apego injustificado a una idea.
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La inteligencia intuitiva se puede entrenar
Podemos aprender a utilizar la intuición de forma fiable para abordar cuestiones grandes y pequeñas, para crear oportunidades, desarrollar planes, abordar problemas urgentes, abrir nuevas posibilidades, resolver dilemas, etc. A quienes se entrenan para agudizar sus sensores cognitivos se les anima a utilizar sus sentidos intuitivos en la toma de decisiones. Esto es especialmente beneficioso cuando se toman decisiones difíciles que tienen implicaciones de largo alcance en la vida laboral. Tu intuición puede revelar algunos aspectos de tu problema que tu capacidad de razonamiento no puede. De hecho, tu radar interno funciona perfectamente.
Es el operador el que está en cuestión. Hay cosas que tu instinto sabe mucho antes de que tu intelecto las capte. Cada día, todo el día, un agente inteligente te está enviando mensajes. Los mejores líderes han aprendido no sólo a confiar en sus instintos, sino a obedecerlos. Obedecer a tus instintos requiere que escuches tu propia voz interna, y que reconozcas tu punto de referencia interno, en lugar de apresurarte a abrazar la miríada de referencias y voces de otros.
Tus instintos están disponibles las 24 horas del día. Tu mente está continuamente activa. Pasas mucho tiempo en un diálogo interno; en otras palabras, estás ocupado manteniendo una conversación contigo mismo. Si expresaras en voz alta el diálogo que tiene lugar dentro de tu cabeza, te tacharían de, bueno… de loco. A menudo, puede suceder que el diálogo interno es negativo en lugar de positivo y constructivo, pero puedes cambiarlo.
La base de la “inteligencia intuitiva” es una nueva y poderosa ciencia de la mente conocida como “Memoria Inteligente”, una convergencia de conocimientos de la psicología del comportamiento, la psicología cognitiva, la neurociencia y la biología molecular. Como afirma Barry Gordon en su libro anteriormente mencionado,
“Desde que nacemos, nuestros cerebros compartimentan las experiencias y la información como un elaborado sistema de organización de armarios. El cerebro almacena los conocimientos existentes en archivos separados y, cuando recibe nuevos datos, busca en los archivos almacenados información similar. Al encontrar una coincidencia, la nueva información se combina con el conocimiento existente para crear un nuevo pensamiento. Este proceso, llamado memoria inteligente, es la base para producir ideas creativas innovadoras“.
Si lo analizamos con más detalle, el proceso de descomposición y almacenamiento es el análisis. La búsqueda y combinación es la intuición. Ambos son necesarios para todo tipo de pensamiento. Incluso un cálculo matemático requiere la parte de la intuición, por ejemplo, para recordar los símbolos y la fórmula previamente aprendidos para aplicarlos al problema. Cuando las piezas salen de la estantería sin problemas, en patrones familiares, ni siquiera te das cuenta de que ha ocurrido. Cuando muchas piezas diferentes se combinan en un nuevo patrón, lo sientes como un destello de perspicacia, el famoso momento “¡eureka!”.
Las situaciones en las que los líderes confían más en su inteligencia intuitiva en los negocios son:
- En una crisis: cuando se requiere una respuesta rápida y no hay tiempo para pasar por un proceso de análisis racional completo.
- En un cambio imprevisto: cuando los factores sobre los que se toman las decisiones cambian rápidamente, sin previo aviso.
- En una situación complicada: cuando un problema o desafío está mal construido
- En una situación ambigua: cuando los factores que deben tenerse en consideración son difíciles de articular sin que suenen contradictorios.
Para ayudar a los líderes a ampliar su inteligencia intuitiva y desarrollar una mayor confianza en sus “destellos de perspicacia”, es importante entrenar el siguiente proceso de 5 pasos:
Estar presente
Relájate mentalmente y desarrolla una postura mental de “ojo del huracán”. Como habrás visto hacer a los maestros de artes marciales, céntrate mentalmente, desconecta de las emociones de la situación. Desconéctate de todo el ruido y las voces, simplemente quédate quieto y observa. Presta atención a tu interior. Escucha. Mira. Suspende el juicio. No analices ni intentes comprender. Simplemente observa en silencio. En una crisis, esto puede hacerse en cuestión de segundos. Es el punto de partida para el compromiso de todo el cerebro.
Mira el panorama general
Analiza el contexto. Conviértete en un observador imparcial de la situación y abarca el cuadro completo. Sal de la pista de baile, asómate al balcón y mira la situación desde una perspectiva diferente y elevada. Observa lo que ya ha sucedido antes. Recuerda las lecciones de la historia, las cosas que has leído y que quizás hayas olvidado. En realidad, todo está almacenado ahí, en tu memoria inteligente. Involucra a otros jugadores. Habla con ellos, no a ellos. Sé curioso. Asume todos los puntos de vista y datos diferentes. Esto hace que tu memoria inteligente se involucre, y la de ellos también. Estas conversaciones estimulan la colaboración creativa. La observación de una persona despierta la de otra y se produce una reacción en cadena de ideas. Ahora todo el cerebro está implicado.
Determina tu intención
Ten claro tu propósito. Que sea tu prioridad. Tu intención se convierte en el filtro a través del cual observas una situación. Esto te proporciona un enfoque y te ayuda a centrarte en las cosas más importantes. Cuanto más clara y decidida sea tu intención, más rápida y fiable será la “ráfaga de luz” que le sigue. En la formación para el liderazgo ponemos mucha intención en el desarrollo de la claridad de objetivos. Esto requiere una profunda reflexión sobre tu propia verdad, hacia dónde te diriges y por qué.
Haz partícipes a tus valores
Ya sea consciente o inconscientemente, todas las elecciones y decisiones están impulsadas por lo que más valoras. Cuanto más claro tengas los valores y principios que te guían, más rápida y fiable será tu toma de decisiones y tu selección de opciones. La situación en la que acabes en la vida vendrá determinada en última instancia por las decisiones que tomes, por lo que el examen minucioso de los valores es el trabajo más importante que puede hacer un líder para prepararse a la hora de tomar buenas decisiones. Al observar y examinar cualquier situación, tu propósito y tus valores se unen para provocar un destello de intuición que te hacen sentir que estás yendo por el buen camino. Es entonces cuando se puede confiar en la intuición.
Resolución feroz
Esto puede dar un poco de miedo. El compromiso total y absoluto se da cuando hay un sentimiento de certeza sobre las cosas que “te hacen sentir que están bien”. El poder de discriminación y juicio se encuentra en el corazón de la sabiduría y el carácter del liderazgo. Tu capacidad para confiar y ejecutar tus decisiones, basadas en ese “destello de perspicacia”, requiere una alineación coherente de la intención, las palabras y las acciones. Una decisión carece de valor si no se pone en marcha y se lleva a cabo sin cuestionamientos ni postergaciones. En los grandes líderes, esto se traduce en su férrea determinación de mantener el rumbo y hacer lo que hay que hacer.
Este proceso de cinco pasos para desarrollar la inteligencia intuitiva tiene lugar a nivel subconsciente, aunque utilices tu mente consciente para formular o racionalizar los resultados finales. La información se procesa en paralelo, no secuencialmente. En lugar de pasar por la secuencia lógica uno por uno, el líder ve la situación más bien como un todo, con diferentes fragmentos que surgen simultáneamente en paralelo.
Tu cerebro puede entrenarse para funcionar como un dispositivo avanzado de reconocimiento de patrones. Tu subconsciente encuentra vínculos entre la nueva situación y los distintos patrones de tus experiencias pasadas. En un entorno de equipo esto se vuelve aún más poderoso, ya que se reproduce lo que ocurre en el cerebro en un entorno de grupo. Así es como los equipos de alto rendimiento desarrollan soluciones creativas y acciones de colaboración, basadas en la percepción y la sabiduría colectivas. La inteligencia intuitiva ayuda a navegar más rápidamente por grandes cantidades de datos no estructurados y puede resolver las lagunas y los conflictos en la información.
Sin embargo, incluso la intuición más desarrollada puede llevar a engaño si faltan demasiados datos o son erróneos, por lo que no hay que descuidar la mente racional ni la necesidad de diligencia en la recopilación y el análisis de los hechos. Sólo hay que conseguir el equilibrio adecuado.