La mentalidad es la clave del éxito de casi todos proyectos que se emprenden en la vida. En otras palabras, el patrón de pensamiento habitual que adoptamos determina los resultados que conseguimos.
Si eres una de esas personas que ha decido cambiar su vida para embarcarse en la aventura de ser emprendedor, ¡has llegado al post adecuado!
No es fácil adoptar una mentalidad empresarial, ya que muchos confunden ser empresario con ser autoempleado. Si montas un negocio por tu cuenta, pero te conviertes en un autoempleado (trabajando más horas al día y más días a la semana), no habrá mucha diferencia entre trabajar para ti y trabajar para otro, ya que seguirás trabajando con mentalidad de empleado y terminarás “autoexplotándote”.
Un negocio rentable significa vivir como tú quieras sin sacrificar todo tu tiempo y energía. Para conseguir este objetivo, te vamos a explicar cómo adquirir una mentalidad empresarial exitosa siguiendo estos sencillos pasos:
Ahora tú eres el capitán del barco
Eres el responsable de todas las decisiones, buenas y malas. Los emprendedores tienen la oportunidad única de crear algo de la nada, trabajando para sí mismos. ¡Esto es fantástico! Pero ojo: “un gran poder, conlleva una gran responsabilidad”. Esto significa tomar grandes decisiones sobre lo que debe hacerse, cuándo y cómo. No puedes esperar a que las cosas pasen por sí solas, y nadie te va a decir cómo tienes que hacerlas para que salgan bien. Todo depende de ti y todo será responsabilidad tuya, para bien o para mal, los éxitos y los fracasos.
Los empresarios de éxito también entienden que las oportunidades a veces solo pasan una vez en la vida, por lo que hay que desarrollar un sexto sentido que te ayude a alcanzar tus objetivos.
La mente en el presente y en futuro
Ahora que eres tu propio jefe, debes tener una mentalidad cortoplacista y largoplacista al mismo tiempo. Cuando trabajas para otros, tú eres el principal responsable de garantizar que se hagan las cosas en el presente. Como emprendedor, debes proyectar tu mente hacia el futuro, pensar en las posibles trampas y oportunidades que puedan encontrarse a la vuelta de la esquina y tomar decisiones basadas en la incertidumbre. Esto requiere que aceptes el hecho de que lo que hagas o dejes de hacer hoy, tendrá un impacto sobre tu negocio tres meses, incluso cinco años más adelante.
No trabajes por horas, trabaja por objetivos
¡Tu tiempo es oro! Si quieres sacarle el máximo partido a tu tiempo, debes dejar atrás la mentalidad de “trabajar por horas” y sustituirla por la de “trabajar por objetivos”.
¿Para qué quieres ser tu propio jefe si al final del día estás echando las mismas horas (o más) que cuando trabajabas para otro? Esto se debe a que seguimos pesando que tenemos que justificar una nómina por horas. Si no cambiamos el chip, solo conseguiremos mucho estrés y poco rendimiento. ¡No vendas tu tiempo, vende valor!
Para conseguir sacarle el máximo partido al tiempo limitado que tiene un día, hay que aprender a trabajar por objetivos. Al cliente le da igual las horas que hayas invertido en un producto o servicio siempre y cuando el resultado sea valioso para él. Si eres capaz de crear valor, multiplicarás tus beneficios porque dispondrás de más tiempo.
Nunca dejes de formarte
Cuando eres un empleado, tu trabajo requiere una serie de conocimientos específicos. Ser emprendedor, por otro lado, implica aprender muchas habilidades nuevas. Desde aprender a usar una hoja de cálculo, lograr que los inversores se unan, comercializar tus ideas, elaborar un discurso perfecto o utilizar tecnología desconocida.
Hay que hacer lo que sea necesario para estar siempre un paso por delante. Esto significa estar siempre en continua formación y no “dormirse en los laureles”. Con un mercado tan competitivo, cambiante y cada vez más basado en la tecnología, es fundamental invertir en conocimiento.
¿Por dónde empiezo? Nadie conoce tu negocio tan bien como tú. Te recomendamos anotar en una lista las 3 cosas más importantes que puedes aprender para mejorar o impulsar tu empresa.
Es hora de empezar a rendir
Una mente empresarial debe decidir a qué dedica su atención y su tiempo, porque no todas las tareas son igual de importantes, y tú no dispones de más brazos ni de más horas al día que el resto de los mortales.
Decide a qué tareas quieres dedicar más energía. Para ello piensa en aquellas actividades a las que tú, como creador de tu empresa, realmente aportas más valor. ¡Esas son las que merecen tu esfuerzo! Para el resto, delega o automatiza.
¿Cómo puedo distinguir entre tareas de alto rendimiento de las que no lo son? ¡Muy sencillo! Las tareas de alto rendimiento hacen crecer tu empresa, mientras que el resto son auxiliares.
Pon el piloto automático y vuela libre
Las tareas de bajo rendimiento te roban tiempo, por lo que es recomendable delegarlas o automatizarlas. Una mente empresarial debe prever que, si su empresa empieza a crecer, tarde o temprano tendrá que recurrir a estas técnicas para no verse desbordada. Dicho esto, lo lógico es automatizar o delegar siempre que puedas. Un sistema automatizado correctamente posibilitará que tu empresa funcione, aunque tú no estés.
La automatización es un método que te permitirá, además, ahorrar al tiempo que mejoras la calidad de tu producto. Si tu negocio es capaz de funcionar solo en algunos aspectos, tú podrás invertir tu tiempo en otros menesteres más interesantes.
Cómo vender cuando nadie está comprando
Una de las frases que más hemos escuchado últimamente es : “El mundo esta parado”. Si realmente piensas eso debes replantearte tu situación. Como empresario/a debes mirar este momento desde otra perspectiva y buscar la oportunidad de negocio.
Esta guía te impulsara a encontrar ese primer paso que debes dar, ese que necesitas en este mismo momento y que te ayudara a abordar esta situación.
El reto es tu nueva zona de confort
Ser empleado implica acomodarse en la “zona de confort” y acostumbrarse al “pensamiento cuadriculado”. Esto significa que las personas que trabajan para otros tienden a hacerse cómodas y a no querer asumir riesgos, para no perder la seguridad que les da lo que conocen bien. Esto a veces también se traduce en la adopción de un “pensamiento cuadriculado”: se adquieren prejuicios y se huye de todo aquello que no “cuadre” con lo mismo de siempre, con lo que conozco.
Como emprendedor, hay que huir tanto de la zona de confort como del pensamiento cuadriculado. Tienes que ver lo que otros no ven, probar nuevas ideas, conquistar nuevos territorios y, en definitiva, asumir riesgos. Esto requiere coraje, una piel gruesa y la capacidad de seguir adelante a pesar del rechazo y el escepticismo de otros.
Los números no mienten
Las matemáticas son exactas. En lo que respecta a las cifras, con que la mayoría de los empleados sepan lo que entra y lo que sale, es suficiente. Pero como emprendedor, más vale que aprendas a manejar los números rápidamente, porque tu cash flow es lo que te mantendrá dentro o fuera del negocio.
En última instancia, son tus ventas, costes, ganancias y pérdidas las que te darán noches de insomnio o un estilo de vida envidiable. Pero sin la luz guía de los números, tu negocio se dirigirá continuamente hacia las rocas.
No temas romper las normas
Romper las normas podría significar el despido para muchos empleados. Las personas con mentalidad empresarial, por otro lado, no están interesados en el statu quo, siempre están buscando nuevas formas de hacer las cosas y de manera diferente. Eso significa adquirir una perspectiva global, siempre mirando hacia el horizonte, hacia donde está esperando la próxima gran oportunidad.
No temas pensar diferente o romper algunas reglas si crees que ello puede conducirte al éxito en tu negocio. Confía en tu instinto. Muchas de las grandes ideas que hoy damos como naturales dentro del mundo empresarial fueron rompedoras y controvertidas en su momento, hasta que todo el mundo las adoptó.
Rodéate de los mejores
Dicen que todo se pega, ¡y la creatividad no es una excepción! Si te relaciones con las personas adecuadas, emprendedoras y con ganas de avanzar, tendrás el mejor equipo de aliados posible.
Interactúa con personas que compartan tus inquietudes empresariales y asegúrate de tenerlas siempre bien cerca. Compartir e interactuar con ellas harán crecer tu mente empresarial y tus ambiciones.
¡Empieza ya!
Muchos subestiman el tiempo que se tarda en hacer el cambio de empleado a emprendedor, por lo que es sensato comenzar a cambiar tu mentalidad mientras todavía seas empleado, tal vez incluso creando un nuevo negocio por tu cuenta mientras aún estés trabajando para otra empresa. Esto podría darte la oportunidad de desarrollar habilidades y adquirir experiencia mientras disfrutas de la seguridad de cobrar un salario todos los meses, algo a lo que en algún momento seguramente tendrás que renunciar si deseas hacer crecer tu negocio.
Entonces, ¿tienes una mentalidad empresarial? ¡Ahora ya tienes las claves!