Es importante comprender que el verdadero compromiso significará cosas diferentes para según qué persona y hay que entender qué fomenta realmente la motivación de alguien.
Es fundamental escuchar realmente y responder a las necesidades de tus empleados para garantizar altos niveles de compromiso en toda tu empresa. Reconocer temprano las señales de advertencia de la desmotivación y abordarlas rápidamente puede ayudar a fomentar la satisfacción de los empleados y la retención de talentos.
Si crees que a alguno de tus empleados le falta motivación, aquí te contamos cuáles son las principales causas que podrían estar en la raíz del problema.
Estilo de gestión deficiente: ¡empieza por examinarte tú mismo!
Si eres gerente y tienes un problema de desmotivación con tus empleados, es posible que desees comenzar por analizar tu propio estilo de gestión. Una de las causas más importantes de la desmotivación es la microgestión: estar demasiado encima de lo que está haciendo cada miembro del equipo y cuándo es garantía para generar descontento, ya que puede percibirse como una falta de confianza en las habilidades de otras personas. Recuerda: tus empleados fueron contratados en función de sus habilidades y capacidades, así que déjalos continuar con el trabajo y confía en que lo harán bien.
En relación a esto, es importante tener en cuenta que la autonomía es un factor crucial para tener empleados motivados y comprometidos. Si un gerente, en sentido figurado, está respirando en el cuello de un miembro del equipo todo el día, todos los días, es obvio que ese espíritu de independencia no va a tener éxito.
Tener reglas que no funcionan
A la misma altura de la microgestión como una de las causas de la desmotivación de los empleados es tener reglas extrañas o que, sencillamente, no funcionan. Por supuesto, las empresas deben tener reglas, no podrían funcionar de otra manera, pero si son ilógicas, injustas o innecesariamente duras, generarán descontento. Y sí, cada gerente tendrá su propio estilo de hacer las cosas, pero debe ser un estilo que se adapte a los miembros de su equipo.
Cuando se trata de crear reglas, uno de los mejores enfoques es consultar con tu equipo sobre cuáles podrían ser esas reglas. Un enfoque colaborativo significa que cada empleado asume la responsabilidad, por lo que su motivación aumentará.
Un enfoque incoherente
La coherencia de tu enfoque de gestión es otro factor poderoso que puede, si no se atiende, ser una de las causas de la desmotivación. Si los empleados sienten que los tratan de manera inconsistente, por ejemplo, que una persona del equipo parece recibir un trato preferencial o que las tareas se distribuyen de manera injusta, la motivación se desplomará.
Un gran gerente tendrá metas, expectativas y objetivos claros y consistentes de su equipo. Los parámetros claramente definidos ayudan a tus empleados a comprender dónde se encuentran y les aseguran lo coherente que eres.
Tratar a todo el mundo igual desmotiva
Tratar a todos por igual suena genial, pero, en realidad, en un entorno corporativo, puede ser perjudicial para la moral y la motivación general del personal. Si tus empleados más destacados y productivos saben que serán tratados exactamente igual que el miembro menos productivo del equipo, ¿qué pasará con su opinión sobre el trabajo? Igualmente, significa que aquellos de bajo rendimiento no tendrán ningún incentivo para mejorar. Resultado: desmotivación total.
Un buen gerente encontrará una solución a esto tratando a su equipo de manera justa en lugar de equitativa; en otras palabras, tratará a los empleados con justicia, no con similitudes ciegas. Es evidente que tener reglas claras aplicadas de manera coherente te ayudarán a lograr este objetivo. Lo que necesitas es que tus mejores empleados sean el ejemplo al que aspire todo tu equipo. Una forma de hacerlo es saber cuándo tus empleados necesitan apoyo y cuándo simplemente deben quedarse solos para seguir haciendo lo que mejor saben hacer.
Ignorar los logros
Una cosa que puede conducir a una clara falta de motivación de los empleados es la ausencia de elogios o el no reconocimiento de un trabajo bien hecho. No es suficiente saber que has hecho bien tu trabajo: es vital que tus compañeros y gerentes lo vean como tal. Un buen líder de equipo comprenderá instintivamente cuándo reconocer los logros y alabarlos y, lo que es más importante, cuánto. Un simple “¡Bien hecho!” puede tener un impacto significativamente mayor en un miembro del equipo que en otro.
Evitar ser un líder y no dar ejemplo
Tú eres (o deberías ser) el jefe por una razón: sabes liderar personas. Entonces, ¿por qué hay tantos jefes incapaces de gestionar? Algunos adoptan un enfoque de “haz lo que digo, no lo que hago“; otros parece que a veces tengan miedo de su propia sombra… Cualquiera de las dos direcciones tendrá un impacto significativo y adverso sobre la motivación. Si un jefe está básicamente haciendo las cosas y comportándose con apatía en su propio rol, seguramente su equipo hará lo mismo.
En cambio, se debe predicar con el ejemplo. No dudes en las tareas difíciles. Reúne a tu equipo cuando necesites abordar un trabajo difícil y demuestra lo que puedes hacer. Muestra persistencia y determinación para hacer el trabajo, y hazlo sin alborotar y sin dramas.
Al mismo tiempo, no evites ser un líder: toma las decisiones importantes, delega y distribuye el trabajo cuando sea necesario, anima a tu equipo a hacerlo lo mejor que pueda. No obstante, lo más importante es que demuestres que tienes principios, eres coherente y justo. Haz esto y subirás de inmediato la moral de tus empleados.
La comunicación no es unidireccional
Quizás uno de los mayores factores motivadores y desmotivadores es cómo se comunica uno con sus empleados. Realmente no hay nada más perjudicial para la moral de los trabajadores que la sensación de que se les mantiene al margen de la información y las decisiones importantes. No solo eso, la forma en que se entrega la comunicación es crucial: si sientes que toda la comunicación interna es un proceso de arriba hacia abajo, con poca posibilidad de feedback hacia arriba, entonces es más probable que el empleado se sienta un cero a la izquierda.
Una vez más, un buen jefe tendrá un método abierto y transparente para comunicarse con su personal. A veces, transmitirá información y decisiones desde arriba. Sin embargo, se darán cuenta de que la comunicación funciona en ambos sentidos, y nunca es suficiente decirle algo a alguien: uno también debe ser capaz de escuchar y escuchar bien.
Si un empleado tiene un problema que debe plantear, por supuesto, esperará que su jefe pueda escucharlo y tomar una decisión o actuar como intermediario y transmitir el problema hacia arriba, y luego comentar cualquier respuesta de manera oportuna y coherente.
Tratar a tu equipo solo como empleados y no como personas
No debería ser necesario decirlo, pero tus empleados son ante todo personas, ¡no robots! Y lo creas o no, tienen vidas reales fuera de los muros de tu empresa. Conocer algo sobre quiénes son tus trabajadores como individuos es una excelente manera de elevar la moral de los empleados, ya que les permite saber que son valorados por sus propias cualidades únicas.
Si tratas a tus trabajadores como a robots durante su jornada laboral, comenzarán a comportarse como tales. En su lugar, averigua qué cosas los motivan: sus pasatiempos, intereses, familia, etc. Nadie espera que hagas una investigación exhaustiva sobre cada persona, claro está, pero un poco de interés por tu parte contribuirá en gran medida a motivar a tu equipo.
La diferencia entre empleados satisfechos e insatisfechos en el lugar de trabajo y su impacto en todos los parámetros es sorprendente. Como jefe, es tu responsabilidad garantizar que todos tengan la misma motivación y el mismo deseo de tener éxito que tienes tú. ¡Sigue los consejos sobre cómo motivar al personal desmotivado y permite que tu equipo produzca resultados asombrosos!