Cuando todo el mundo está tan ocupado con el ajetreo diario, las palabras de Platón cobran muchísima más relevancia. La mente y el cuerpo de los seres humanos están rodeados de determinados “males” y poderes destructivos como la ansiedad, el miedo, la duda, las preocupaciones… que tienen el poder de encoger e incluso destruir nuestro ánimo. Estas barreras impiden el crecimiento del individuo si uno fracasa a la hora de derribarlas. Para curar las heridas provocadas por los “enemigos de nuestro espíritu”, la concentración se convierte en la “medicina” para solucionar todos nuestros problemas.
Para exponerlo de manera sencilla, la concentración es la habilidad de iniciar esfuerzos para que se cumpla algo que deseas en un momento determinado. Por lo tanto, la concentración, constituye una parte muy importante de nuestro ser. Es nuestro estado de alerta y atención interiores. Es ese fenómeno dinámico que tenemos interiorizado y que se encarga de convencernos de que debemos abrazar el lado bueno de la vida y rechazar todo lo que nos perjudica. Es la fortaleza mental que traza la línea entre los mejor y lo peor.
Es de suma importancia que desarrollemos el arte de la concentración. Para lograr resultados, debemos concentrarnos en la misma idea en que estemos trabajando. La concentración del individuo consigue abrirse a ideas constructivas al tiempo que descarta las rutas más destructivas. De hecho, estar concentrado significa tener metas claras y realizar determinados esfuerzos y dedicación en un proyecto, sin permitir que los pensamientos negativos nos distraigan y nos alejen de conseguir esas metas y resultados que buscamos.
Una persona incapaz de concentrarse no podrá conseguir mucho, pero para alguien que sí puede, ¡el límite es el cielo! La concentración consigue que la voluntad y el intelecto vayan de la mano. Mediante la concentración, las barreras que impiden conseguir el éxito se pueden derribar, se puede moldear el entorno a voluntad, se puede dar un giro de 180º a cualquier vida y, sobre todo, la concentración nos va a distinguir de los demás.
Ventajas de una mente centrada
La concentración desarrolla la determinación y la firmeza de un objetivo. Una mente concentrada a menudo atraerá determinadas oportunidades que una mente distraída solo conseguiría por casualidad. La concentración despierta el poder que albergamos, nos lleva a entrar en acción, disipa los obstáculos y atrae oportunidades al tiempo que nos inspira. Permite expandir los límites de nuestros pensamientos y agudiza la percepción ayudándonos a ver más allá.
Una mente concentrada tiende a obtener más resultados y a ser más fructífera que una que vaga sin objetivos y en cualquier dirección. Una mente distraída no podrá conseguir lo que desea, pero una mente centrada nos conduce al éxito de forma eficiente. La concentración en su sentido más profundo se convierte en el único motor de las acciones que tienen éxito. Cuanto mayor sea el grado de concentración que alcancemos, mayor será nuestro rendimiento mental y mayor será nuestra capacidad para resolver problemas.
Como se ha podido demostrar en numerosas ocasiones, es indudable que una mente capaz de concentrarse toma decisiones más precisas que una que está dispersa. Además, permite activar el poder de la toma rápida de decisiones dentro de una mente tranquila. Para estar concentrado es necesario un estado de paz mental que te permita comprender la situación que tienes delante y ponerte a trabajar en ella en consecuencia. Mantener un estado de paz mental para ser altamente productivo puede convertirse en una costumbre si se practica de forma regular. Un hábito es un aliado poderoso de la concentración. El hábito de concentrarse te hará más productivo en las tareas que decidas llevar a cabo. La concentración es un ejercicio que te proporcionará equilibrio.
Una herramienta poderosa
Cuando estás concentrado, trabajas de manera efectiva y eficiente en una tarea en particular y mantienes una perspectiva positiva hacia los resultados.
La concentración es una herramienta de poder. Si somos capaces de centrar toda nuestra energía y atención en un objetivo concreto, estaremos optimizando nuestras posibilidades de éxito. Pero ¿por qué hay gente que no obtiene resultados? La causa principal de la falta de resultados es precisamente la dispersión mental y falta de concentración. Son personas que, como bien decía Plantón, pretenden abarcar demasiadas cosas a la vez, sin centrarse con la intensidad necesaria en ninguna de ellas.
Para obtener grandes resultados es necesaria una concentración absoluta. Por esta razón, desde León de Ventas queremos hacerte la siguiente reflexión: ¿estás siendo víctima de esa dispersión de esfuerzos? ¿Estás realmente centrado en los proyectos verdaderamente importantes y dedicándoles el tiempo y esfuerzo que exigen? ¡Toma medidas hoy mismo!
Plantéate un claro orden de prioridades y empieza a dedicar a todos tus proyectos relevantes toda la energía y concentración que demandan. Es muy posible que esa dispersión de esfuerzos te haya costado en el pasado no lograr aquellos objetivos que te propusiste. Aléjate de todas aquellas actividades no prioritarias que dispersan tu energía, y empieza a experimentar el verdadero poder de estar concentrado como un rayo láser para obtener resultados.