Si no sabes vender, estás jodido. Así de claro.
Puedes tener el mejor producto del mundo, pero si no eres capaz de captar la atención, generar interés, despertar deseo y cerrar la venta, lo único que vas a conseguir es acumular polvo. ¿Solución? La Fórmula AIDA. No es magia, no es un truco barato. Es un método probado que los mejores vendedores han usado desde hace más de 100 años. Y hoy te voy a explicar cómo aplicarla para que dejes de mendigar clientes y empieces a atraerlos como un imán.
¿Qué demonios es la Fórmula AIDA?
AIDA son las siglas de Atención, Interés, Deseo y Acción. Un proceso que sigue la mente de cualquier persona antes de tomar una decisión de compra. No importa si vendes coches, cursos online o tornillos industriales, si aplicas este modelo bien, la gente te comprará sin que tengas que rogarles.
- Atención: Si no captas la atención, estás muerto. Punto. Vivimos en un mundo donde la gente tiene la capacidad de atención de un pez. Si no logras que se detengan en lo que ofreces en los primeros segundos, ya perdiste.
- Interés: Una vez que tienes su atención, debes engancharlos. No basta con un buen título o una frase pegajosa, tienes que darles una razón real para seguir leyendo o escuchando.
- Deseo: Aquí es donde conviertes el interés en necesidad. Si no logras que la persona sienta que tu producto o servicio es la única solución a su problema, no vas a vender.
- Acción: Si no les dices exactamente qué hacer después, no harán nada. Así de simple. Tu llamado a la acción tiene que ser claro, directo y sin rodeos.
Cómo usar AIDA para vender más sin parecer un vendedor desesperado
Atención: Cómo capturar al cliente antes de que se aburra
Nadie se despierta pensando en comprar tu producto. A nadie le importa lo que vendes hasta que les das una razón para prestarte atención. Aquí es donde entra el gancho.
Ejemplo: Si vendes seguros de vida, no empieces diciendo “Tenemos los mejores seguros con cobertura premium”. Nadie quiere leer eso. Prueba algo como: “Si mañana te atropella un camión, ¿cómo quedará tu familia?”. Brutal, directo y efectivo.
Otra técnica infalible: rompe expectativas. La gente está acostumbrada a que le vendan de una manera aburrida. Sorpréndelos. Usa datos impactantes, historias locas o frases que rompan el patrón típico de venta.
Interés: Mantén su atención con algo que realmente les importe
Ahora que has captado su atención, no la cagues. Tienes que conectar con el problema que tiene tu cliente. No hables de ti, habla de ellos.
Ejemplo: Si vendes formación para emprendedores, no digas “En este curso aprenderás estrategias avanzadas”. Diles: “Si estás harto de trabajar 10 horas al día y seguir sin ganar lo suficiente, este curso te enseñará cómo cambiar eso de una vez por todas”.
El truco está en tocar el dolor, hacerles sentir que necesitan una solución urgente y que tú la tienes.
Deseo: Convierte el interés en una necesidad incontrolable
Aquí es donde separas a los vendedores mediocres de los que facturan en serio. El deseo no se genera solo con palabras bonitas. Hay que crear urgencia, exclusividad y prueba social.
Ejemplo: “Este sistema ha hecho que más de 100 emprendedores dupliquen sus ingresos en solo 3 meses. Y solo aceptamos a 10 personas al mes”.
¿Por qué funciona? Porque nadie quiere quedarse fuera de algo que está funcionando para los demás.
Otra clave: usa la imaginación. Haz que el cliente se vea a sí mismo disfrutando del resultado. “Imagina tener una fuente de ingresos que trabaje para ti mientras duermes. Así es como lo logran los que saben vender de verdad”.
4. Acción: Diles exactamente qué hacer y por qué tienen que hacerlo ahora
Aquí es donde la mayoría falla. Hacen un gran trabajo captando la atención, generando interés y deseo… y luego sueltan un llamado a la acción débil como “Contáctanos para más información”. Error garrafal.
Tu CTA (llamado a la acción) debe ser claro, directo y sin excusas. Algo como: “Haz clic en el botón ahora y empieza a generar clientes en 24 horas. La oferta solo está disponible hasta medianoche”.
Fácil. Sin rodeos. Y con un empujón extra de urgencia.
Errores que destruyen la Fórmula AIDA (y tu capacidad de vender)
- Un gancho débil: Si no captas la atención en segundos, tu cliente ya está en TikTok viendo vídeos de gatos.
- Hablar de ti en vez del cliente: A nadie le importa tu empresa, le importa su problema y cómo lo resuelves.
- No generar urgencia: Si pueden comprarlo mañana, lo dejarán para mañana. Y mañana nunca llega.
- Llamados a la acción genéricos: “Solicita información” no vende. “Reserva ahora antes de que se acaben las plazas” sí.
Lo que tienes que hacer si quieres vender más
La gente no tiene tiempo ni paciencia para que les vendas de forma aburrida. Si no captas su atención, generas interés, despiertas deseo y los llevas a la acción, otro lo hará por ti. Así de simple.
¿Quieres vender más sin sonar como un comercial desesperado? Aplica AIDA y empieza a facturar. Sigue esperando que los clientes lleguen solos… a ver cuánto aguantas sin cerrar una venta.