Un vendedor exitoso no nace. Se forja a base de rechazos, entrenamiento y actitud. En este artículo te cuento, sin filtros ni cursilerías, las 13 cualidades que necesitas para dejar de mendigar ventas y empezar a reventar objetivos.
Cualidades reales. Aplicables. Brutales.
¿Estás en el juego o sigues repartiendo catálogos como si fuera 2002?
¿No vendes? El problema no es el producto ni el precio: eres tú.
En este artículo canalla y directo te muestro las 10 habilidades blandas en ventas que separan a los que facturan como leones de los que solo hacen seguimiento y ruegan respuestas. Si vendes, este texto es tu espejo. Si no vendes, es tu cura.
Y al final, te recomiendo un manifiesto que te va a volar la cabeza: Los 11 Mandamientos del Comercial con Dos Cojones.
La mayoría de vendedores pierde la venta antes de hablar. ¿Por qué? Porque no saben abrir una llamada. En este artículo te muestro 9 frases que revientan el hielo, conectan con el cliente y te dan oxígeno para vender sin parecer desesperado. Léelo si quieres dejar de sonar como un teleoperador y empezar a sonar como un León.
Si no sabes comunicar, no vendes. En este artículo te revelo cómo mejorar la comunicación con clientes, conectar de verdad y cerrar más ventas, sin sonar a vendedor ni parecer desesperado. Técnicas directas, reales y con el sello de León de Ventas.
Si alguna vez te has callado el precio, has dicho que sí por miedo o has tragado con un cliente tóxico… este artículo es para ti.
En León de Ventas te damos los 11 mandamientos que todo comercial con sangre en las venas debe tener tatuados en la frente. No es coaching barato: es una guía brutal para dejar de ser un vendedor de excusas y convertirte en un cabrón con propósito.
Vender por teléfono no es cosa del pasado, es el presente que da resultados. En este artículo, Javier Ramos, conocido como el León de Ventas, te comparte sus 7 técnicas infalibles para cerrar por teléfono con estrategia, sin parecer pesado y sin dejar dinero sobre la mesa.
El león no compite por atención, impone respeto con su sola presencia.
No ruega, no corre detrás—observa, espera y ataca con estrategia y certeza.
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