Manual sagrado para no vender tu alma a cambio de una comisión
En León de Ventas no formamos comerciales… forjamos vendedores con alma, con carácter y con los pies en la tierra. Vendedores que no se arrastran, que no necesitan gritar para vender, ni mentir para cerrar. Vendedores que saben algo que el 90% ha olvidado: no estás por debajo del cliente. Estás a su lado. Y a veces, por delante.
Este artículo no es para ti si crees que el cliente siempre tiene razón.
Tampoco es para ti si cada vez que te dicen “es muy caro” te entra sudor frío y te tiemblan las rodillas.
Y desde luego, no es para ti si aún crees que vender es convencer en lugar de conectar.
Este artículo es para ti si has sentido alguna vez que te has traicionado por una comisión. Si te has pillado cediendo por miedo. Si has cerrado ventas donde sabías que el precio no valía lo que tú entregabas.
Es para ti si estás hasta las narices de “clientes vampiro”, de falsas promesas, de jefes que miden todo en euros pero nada en ética.
En León de Ventas llevamos años viendo lo mismo:
- Comerciales que no creen en lo que venden.
- Equipos que confunden presión con liderazgo.
- Empresas que celebran números, pero no valores.
Y es hora de parar. De volver al centro. De volver a ti.
Porque cuando tú te respetas, los clientes lo notan.
Cuando tú hablas desde el alma, las ventas se cierran solas.
Cuando tú te conviertes en un león, los ratones se apartan solos del camino.
Por eso nacen estos 11 mandamientos sagrados.
No son reglas de coaching barato, ni frases de calendario.
Son principios de fuego que te van a escocer si no los estás cumpliendo.
Pero también te van a elevar si tienes el coraje de aplicarlos.
Y ahora sí…
Prepara tu libreta, tu ego y tus excusas.
Porque lo que viene no es cómodo, pero sí necesario.
1. No te arrastrarás por cerrar una venta
Si un cliente te pide que “le ajustes el precio porque tiene otro presupuesto más bajo”, y tú accedes sin decir ni mu, ya no eres comercial: eres felpudo.
Ejemplo:
Te dicen: “Si me lo dejas en 500 en vez de 800, lo cerramos hoy”.
Tú respondes: “Perfecto, ciérralo con quien te lo da en 500. Yo cobro 800 porque después de mí no hace falta venir a arreglar el desastre”.
Aprendizaje:
No estás en el mercado para servir a cualquiera. Estás para impactar a quien valore tu tiempo y tu cerebro.
2. No rebajarás tu precio solo por miedo a perder la venta
Cada vez que cedes porque “te da cosa” decir lo que vale tu trabajo, estás cavando tu propia tumba comercial. El cliente huele el miedo. Y lo usa.
Ejemplo:
Tú sabes que tu servicio vale 1200€, pero como el cliente pone cara de funeral, le dices: “Te lo dejo en 900 si lo cerramos ya”.
Resultado: te conviertes en el mercadillo de tu sector.
Aprendizaje:
El cliente que te compra por barato, mañana te deja por uno más barato aún. El que te compra por valor, se queda años.
3. No aceptarás trabajar sin condiciones claras
“No hace falta contrato, somos personas serias”, te dicen.
Y tres semanas después no pagan, desaparecen o cambian las reglas del juego.
Ejemplo real:
Un comercial vende sin dejar claro cuántas revisiones están incluidas, y el cliente exige seis más “porque no quedó conforme”. ¿Resultado? Tiempo perdido y cliente envenenado.
Aprendizaje:
Contrato firmado, presupuesto aceptado y condiciones por escrito. Si molesta, es que era necesario.
4. No prometerás lo que no puedes cumplir
Prometer “resultados garantizados” para cerrar más rápido es como decirle “te llamaré” a alguien con quien no piensas volver a hablar. Es cobardía con disfraz de ilusión.
Ejemplo:
Le prometes a un cliente que “con esto seguro triplica ventas en dos meses” y luego no cumple porque no tenía equipo, ni producto ni marketing. ¿Resultado? Tú pareces el mentiroso.
Aprendizaje:
Promete lo que puedes controlar. Lo demás, lo planteas como posibilidad, no como certeza.
5. No aceptarás trabajar con quien no te respeta
Desde la primera reunión lo notas: interrumpe, desconfía, te habla como si le debieras la vida. Pero tú aguantas… “porque paga”.
Ejemplo:
Cliente que empieza la llamada diciendo: “Vamos a ver si estás a la altura”.
Respuesta canalla: “Y yo voy a ver si estás a la altura de pagar lo que valgo”.
Aprendizaje:
Un cliente irrespetuoso no se transforma, solo se agrava. Córtalo a tiempo. Estás para ayudar, no para aguantar.
6. No harás seguimiento como un desesperado
Llamar cinco veces en tres días no es insistencia, es ansiedad.
Y escribir “¿has podido verlo?” 20 veces no genera interés, genera rechazo.
Ejemplo:
Cliente te dice “la semana que viene lo vemos”. Y tú insistes cada dos días, hasta que te bloquea.
En vez de eso, mándale un email con una frase contundente: “Cuando estés preparado para crecer, aquí sigo. Si no, me guardo la energía para quien sí lo esté”.
Aprendizaje:
Insistir es parte del juego, pero con elegancia, con estrategia y con autovaloración.
7. No venderás lo que tú no comprarías
Si no crees en tu producto, si no te emociona, si no sientes orgullo al hablar de ello… se nota. Y si se nota, el cliente lo huele.
Ejemplo:
Vendes formación que tú nunca has usado. Servicios que tú no contratarías ni loco. Paquetes que sabes que no sirven, pero los ofreces “porque hay que facturar”.
Aprendizaje:
Ser comercial no es vender cualquier cosa. Es vender algo que tú mismo defenderías en una discusión en Nochebuena con tu cuñado.
8. No trabajarás gratis ni por “visibilidad”
La visibilidad no paga la factura del gas, ni el alquiler, ni los pañales de tus hijos.
Cada vez que aceptas trabajar “porque te van a ver”, un cliente inútil se hace más fuerte.
Ejemplo:
“Dame una consultoría gratis y si me gusta, te contrato”.
Respuesta canalla: “Y si te corto el pelo gratis y te gusta, ¿me lo pagas después o lo dejamos en likes?”
Aprendizaje:
Gratis, ni el agua. Y si lo haces, que sea por estrategia, no por miedo.
9. No te dejarás manipular por el drama del cliente
“Me han estafado antes”, “no me queda presupuesto”, “confío mucho en ti pero…”
Todo eso son anzuelos emocionales para que bajes las defensas y el precio.
Ejemplo:
Te cuenta su vida, su divorcio, su ruina económica… y tú, que tienes corazón, cedes.
Pero el lunes siguiente lo ves en Instagram cenando sushi y estrenando oficina.
Aprendizaje:
Empatía sí. Manipulación no. El drama vende en Netflix, no en tu agenda de ventas.
10. No improvisarás sin conocer al cliente
Llegar a una reunión sin haber investigado es como presentarte a una cita sin ducharte.
El cliente se da cuenta. Y no repite.
Ejemplo:
No sabes a qué se dedica exactamente, ni cuál es su punto de dolor, ni con quién compite.
Empiezas a soltar tu pitch estándar, y él te mira como si estuvieras hablando con el de atrás.
Aprendizaje:
Investiga, escucha y adapta. El cierre se cocina antes de abrir la boca.
11. No olvidarás que el verdadero cierre empieza por ti
Si tú no crees que esa venta es posible, no lo será. Si tú dudas al decir el precio, el cliente también dudará.
La energía del cierre siempre nace del vendedor.
Ejemplo:
Le dices: “Esto vale 1.800€”, pero lo dices bajando la voz, casi pidiendo perdón.
El cliente lo huele. Sabe que tú no te lo crees. Y te dice: “Déjame pensarlo”.
Aprendizaje:
Habla como si lo que ofreces valiera el doble. Porque si lo haces bien… probablemente lo vale.
Vender no es rogar.
Vender no es mendigar.
Vender es elegir a quién le ofreces tu talento, tu energía y tu solución.
¿Quieres ser uno más, o ser un León?
PD. No olvides suscribirte a mi newsletter diaria donde mando una reflexión de ventas, negocios e incluso de la vida a veces. ¿Donde te suscribes? aquí debajo